¿Por qué es, hoy, tan necesario causar una buena impresión?
Como decía Oscar Wilde, “no hay una segunda oportunidad para una primera buena impresión”. Las personas, ciertamente, quizás por mera condición humana, tendemos a juzgar de buenas a primeras todo lo que sucede a nuestro alrededor. La primera impresión que nos llevamos de un lugar, una persona, una situación o, incluso, un objeto nos empuja a pensar de una forma u otra y nos condiciona.
Resulta, pues, que la afirmación del escritor, poeta y dramaturgo Wilde (Dublin,1854-Paris,1900) es, hoy, más actual que nunca. Y explicaremos por qué:
El panorama comunicativo ha cambiado radicalmente; nuevas cabeceras y medios de comunicación conviven con infinidad de nuevos canales comunicativos, como las redes sociales, que son bidireccionales y ofrecen todo tipo de contenidos (tuits, posts, stories, tik-tok…) mezclados unos con otros y en un mismo nivel. Noticias contrastadas se leen al mismo tiempo que fake news, anuncios, branded content o meros mensajes personales sin ningún tipo de interés público.
El proceso de comunicación clásico emisor-receptor se ha desdibujado y la opinión pública no solo se nutre de las noticias de los medios de comunicación ordenadas por temáticas y secciones, sino que la transmisión de la información es mucho más amplia, desorganizada (múltiples canales), multi dirección (cambian las fuentes) y no contrastada. El lector se ha transformado para convertirse en un “espectador”, que consume información y se entretiene al mismo tiempo. Hemos ganado mucho en inmediatez, transparencia y accesibilidad a la información, sí, pero quizás al mismo tiempo hemos perdido referencias claras y válidas que nos permitan estar más y mejor informados.
Las empresas necesitan una estrategia comunicativa propia, consistente y reconocible
Ante esta situación, las marcas, las empresas e, incluso, las personas competimos por hacernos un hueco y destacar. En cierto modo, queremos que todos sepan lo que pensamos, hacemos o decimos y queremos que, además, se lleven una buena impresión.
La comunicación corporativa resulta, por tanto, más imprescindible que nunca, si queremos comunicar de forma efectiva e impactar en la opinión pública. Los principales objetivos de la comunicación y el trabajo que desempeñan las agencias para sus clientes son, directamente, proyectar una imagen atractiva al público y al potencial comprador; indirectamente, satisfacer el orgullo de pertenencia de sus miembros y clientes y, a largo plazo, mejorar las ventas y el objetivo de negocio. Para conseguirlo, es necesario trabajar la comunicación de la empresa de forma profesional, creando una estrategia comunicativa que sea propia, consistente y reconocible.
Detrás de una buena campaña de marketing que consiga llamar la atención de la audiencia a golpe de efecto y causar una buena impresión, debe haber, por tanto, un plan de comunicación que acompañe, que transmita los verdaderos valores de la entidad y lo haga de forma sostenida en el tiempo.
Además, también resulta muy necesario tener en cuenta todos los canales de comunicación empleados, para unificar el mensaje y ser consistente. Solo así lograremos que la comunicación nos ayude a mejorar nuestra imagen y a obtener los mejores resultados a corto, medio y largo plazo.
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